Introducción. Nada nos ayudará a crecer
más y edificar nuestra relación con Dios más rápidamente que un tiempo diario
de quietud. Es un tiempo cuando te reúnes con Dios.
Creo que una de las bendiciones más
grandes que gozamos como cristianos hoy, es el de tener la Palabra de Dios en
nuestras manos. Aprovechemos tan grande privilegio cultivando así una comunión
intima con Dios.
Será
necesario tomar en cuenta lo siguiente:
1 .
Establece un tiempo regular. Creo que lo que necesitamos hacer antes
que cualquier otra cosa en el día es oír la voz de Dios. Buscar a Dios nos
ayudará durante el día, nos librará de tomar decisiones apresuradas y
equivocadas. Lo más importante durante
todo el día será lo que Dios te haya hablado en Su Palabra.
2 .
Apártate. Enciérrate en una habitación apartada de
las distracciones de otra gente (Mateo 6:6).
3 .
Ten preparado un bolígrafo y un
cuaderno. Proverbios
10:14. Prepárate para escribir cualquier cosa que Dios te señale de su Palabra.
Incluye
los siguientes tres elementos en tu tiempo de quietud:
1 . Lectura de la Biblia
El
mandato de Dios a Josué nos enseña que nunca debe apartarse de nuestra boca la
Palabra de Dios. (Jos. 1:8).
a.
Actitud
en la lectura de la Biblia ¿Cuál debe ser mi actitud?
i.
Ora
antes de empezar a leer. Pídele a Dios que te enseñe algo para ti mismo (Sal.
119:18).
ii.
Léela
detenidamente con reverencia. Muchas veces podemos estar leyendo distraídos,
pensando en algo o en alguien, mirando alrededor nuestro para ver lo que
sucede, escuchando la música del vecino o de nuestra casa, etc.
iii. Léela esperando bendición, guianza y
ayuda (Jer. 15:16). Esto va muy de la mano con tener listos, papel y lápiz para
escribir lo que Dios nos está enseñando.
iv. Léela con una actitud humilde y
obediente (Juan 7:17). Tengamos cuidado de tener un espíritu de soberbia al
decir “eso ya lo sé” “eso ya lo leí” por algo Dios te lo quiere volver a mostrar.
Dale gracias por lo que él te está enseñando; sea un mandato que debes
obedecer, sea un principio que debes aplicar, sea una exhortación que debes
tomar con humildad y obediencia.
v. Lee hasta que Dios te señale algo
especialmente para ti. Apunta el versículo y tus pensamientos inmediatos sobre
él. Mientras leas, Dios te mostrará pecados en tu vida. Escribe tu decisión de
dejar estos pecados. En tu tiempo de oración, confiesa estos pecados a Dios y
pide el poder para vencerlos. Dios usa su Palabra para limpiarnos (Juan 15:3).
b. ¿Qué
debo buscar?
i.
Una
Persona, Dios. Tu Biblia es en primer lugar una revelación de parte de Dios de
su Hijo. Hay una Persona en el centro de todo lo que lees en la Biblia. El
quiere revelarse a ti.
ii.
Mandatos
o ejemplos para seguir o evitar en historias (1 Cor. 10:11)
iii. Promesas (2 Ped. 1:3-4)
iv. Busca consejos sabios para la vida: cómo
orar, aguantar las pruebas y vencer la tentación, tratar con pecados
personales, adorar a Dios, o cualquier otro tema.
2. Meditación: El método MAP
a.
Memoriza el texto (Sal. 119:16, 92-93).
Una manera práctica de no olvidarse, es
memorizándola constantemente. Así estará en su mente y corazón y será en usted
una fuente vivificante. Hay varias maneras más de aprender a memorizar la
Palabra de Dios. Ejemplos: escribiéndolo en tarjetas, leyendo el pasaje varias
veces, apuntando las primeras letras del versículo, etc.
b.
Analiza el texto
Estudia el texto, pidiendo al Espíritu
Santo que te dé entendimiento completo de su mensaje. Puedes hacer un estudio
intensivo del texto haciendo una lista de las palabras principales del
versículo y buscando su significado en un diccionario bíblico. Si es posible,
busca cada palabra en un diccionario del griego o hebreo o comprueba el
significado de cada palabra en una concordancia. Pídele a Dios que te enseñe lo
que él quiere que sepas de las Escrituras. (Salmo 1:2; 119:24, 27).
c.
Personaliza el texto
Pregúntate acerca de lo que estas
estudiando Por ejemplo: si estas estudiando acerca de las tentaciones ¿Cuándo
no he obedecido esta verdad en el pasado? ¿Cuándo es probable que me encuentre
con esta tentación otra vez? ¿Cómo debo responder la próxima vez que sea
tentado?
Usa el texto en una oración personal a
Dios. Por ejemplo, una persona que está meditando sobre Santiago 4:1-11 podría
empezar su oración así: “Señor, aquí me dices en Santiago 4:1 que el conflicto
que estoy teniendo con mi amigo (a) esposo (a), etc. es el resultado de mis
propias pasiones, mis deseos de salirme con la mía. Sé que no te agrada a ti,
en vez de responder a mi amigo (a), esposo (a), etc. con ira, necesito tu ayuda
y tu gracia, las cuales me prometes en Santiago 4:6 donde dices que resistes al
orgulloso pero das gracia al humilde. Ayúdame a humillarme a mi mismo y a no
insistir en ir por mi propio camino. Quiero dejar que me exaltes cuando Tú
quieras…
3. Oración
Nuestras
oraciones a Dios deben contener un equilibrio de alabanza, gratitud, confesión,
suplica, y sumisión.
a.
Orar
es platicar con Dios, comunicarte con Dios.
b.
Ofrece
alabanza por quién es Dios y por lo que ha hecho en tu vida (Sal. 8; 100:4; 1
Cro. 29:11-13).
c.
Ríndete
a Dios para que te cambie y te use como Él crea conveniente hoy (Rom. 6:13;
San. 4:7).
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